Esperaba que FACTOR X fuera un show de canciones y no de
emociones prefabricadas. Lamentable que en el estreno jugaran así con las
historias personales. Se perdió la verdad y el resultado fue una telenovela con
una banda sonora forzada. Se supone que así buscaban que el público empatizara
con los concursantes, personificados en dramas varios y el resultado fue un
programa de testimonios cutre. EL DIARIO DE PATRICIA en modo superproducción.
Una pena que un formato gigante se haga pequeño por fórmulas innecesarias. El
entretenimiento de verdad no necesita parches ni efectismos. Aunque si esta terapia
televisada hace bien a sus protagonistas, ¡que tiemblen los divanes! Después de
la verdad de OT necesitaban un giro extra. Con esos guiones cero improvisados,
que restan credibilidad al jurado, incluso al propio Jesús Vázquez. Mediaset se
recrea en sus estrategias morbosas. No importa lo que sientan sus cobayas ni el
espectador. Con esos planos de familiares perdidos en llantos y ánimos de
hipérbole. Recuerdo que cuando emitió Cuatro el talent era más limpio, con la
música como motor sin desengrasar. Es cierto que las reglas del juego (y el
éxito) se han retorcido, que hay que generar noticias virales y memes en bucle.
Aunque no me gusta nada que sea así.
Acabé con un ataque lumínico. Con un exceso de focos y tonos
brillantes. Nada que ver con las biografías que retrataron, desde autolesiones
a cuernos entre cantarines. Los jueces no ocultan ser un producto bien estereotipado,
engullidos por un Risto bravucón. Con innecesario recurso a su tensión
histórica con el presentador. Otra percha de la que tirar y con la que rellenar
minutos, en lugar de dejar que las voces lo dijeran todo. Es cierto que Laura Pausini
tiene genialidades, pero aún lejos del estado de gracia/adorable de LA VOZ. Es
importante que alguien recuerde tanto a cadenas como productoras que el prime
time no se merece emular a un chicle masticado hasta perder fuerza y sabor.
Aprendan de los colegas internacionales, que condensan sin remilgos. Y, de
paso, que no es necesario ir siempre al rebufo de lo que funciona. Ahora mismo
el fenómeno talentoso pasa por los triunfitos, con las cuerdas vocales más
expuestas imposible. Hasta han creado su rato youtubera, ¡más caja! Los
formatos tienen su momento y este rescate creo que llega tarde. El estreno
parece que en términos de audiencia no ha sido mal, pero tampoco ha sido la panacea.
El doblete del próximo miércoles, noche en la que se supone se asiente, dirá si
llega a ser rentable. Que las audiencias no son lo que eran, pero la inversión
es mucho para que se pierda en la parrilla sin apenas repercusión. En un vistazo
las redes se rindieron al folletín homotelevisado y el donut esperpéntico que
ni indie ni transgresor.
Siempre salvaré a Jesús Vázquez como elemento de solvencia.
Vestido de sport, con jersey anclado, en traje fashion o descamisado. No
importa. Las prendas son mero adorno en un profesional que transmite pasión y
cercanía. El espejo en el que otros podían mirarse, sin necesidad de caer en
trampas ni torticerías, disfrutando de repartir el juego. No necesita
protagonismo, eso es trabajar con garantías. Quizá tengan que pasar las
audiciones y descubrir vozarrones como la que abrió fuego a lo Whitney Houston
con su guitarra. Cuando alguien es capaz de dar la vuelta a un clásico tan
versionado e imprimir su sello, todo se para. Es la magia de la música, que se
reescribe y conmueve sin límites. Sin necesidad de experimentos baratos. Lo que
llega, llega (y mucho). Despejen la X como se merece.
# SÍ · Viendo el
despliegue aquí hay una gran apuesta. Visualmente, salvo la exageración
luminosa, todo es perfecto. En la línea del original.
# NO · Demasiada
presencia del personal técnico en los planos, que tienen una importancia vital,
pero hacer con ellos el seguimiento del estado de ánimo de los aspirantes
resulta excesivo. Más minutos, más salseo.